Resentimiento y equipos

Me encantan las emociones, ahora que los estados de ánimo llevan toda mi admiración por lo que nos enseñan y las capacidades que dejan ver de la persona que los sostiene.

Las emociones pueden inducirse, los estados de ánimo también. Ahora que acabado el agente externo la persona vuelve a su estado de ánimo natural, y ese amigos lo dice todo, además de mostrar el camino hacia su propio desarrollo, para el cual, evidente, se observarán y se usarán las emociones.

Los estados de ánimo se reducen a 4; resignación, resentimiento, ambición y aceptación. Cada uno de ellos puede hallarse en múltiples grados, y conocernos en nuestro estado de ánimo predominante nos da mucha información.

Hoy quiero centrarme en el resentimiento, su emoción más fuerte es la cólera, por el daño que hace a los equipos en su propio desarrollo.

Su caldo de cultivo o emociones que le preceden son el mal humor, la hostilidad, enfurramientos, desprecios,  frente a causas de envidia o de desgracias. De no ser gestionadas adecuadamente en el equipo pasaran al siguiente escalón pronunciando este estado de ánimo, a través del rencor, el odio.…. Y finalmente aparece la cólera al final de la escalera que provocará un estado de ánimo permanente, el resentimiento.

¿Cuántas veces el reproche nos aleja de la aceptación obligándonos a caer en un negativismo que nos sitúa en la inacción? Si vemos negro, nunca veremos un objetivo posible que marcarnos, menos un objetivo que cumplir.

¿Podemos darnos cuenta de qué sucede cuando este resentimiento es nuestra forma de vivir?, ¿Cuántas veces se rumia hacia afuera?, ¿Cuántas veces se rumia hacia adentro?….. Cóleras, amarguras, rabias que nos dañan física y psicológicamente.

Mi llamada de atención de hoy es hacia la dirección de equipos en donde el resentimiento impera.

El enfado, la cólera, es una emoción que empuja a la acción, si bien, para nada es la emoción más inteligente para mover a ésta acción. Una persona encolerizada es un caballo desbocado que lo único que busca es darle una patada a la portilla para salir libre del establo…. Esta es la cólera, el resentimiento es esa misma energía equina abortada, rumiada, y como estado de ánimo perdurable en el tiempo.

El origen de ambos es el mismo, curioso, una frustración, algo que se ha entendido ha atacado un interés personal, la violación de nuestra regla, sentirnos rechazados…. En definitiva, cuando las cosas no son como se esperaba nos frustramos y empezamos a sembrar el estado de ánimo del resentimiento. Además en este estado atribuimos la responsabilidad al otro/s, encontramos culpables de la situación, del fracaso, sentimos impotencia hacia la situación…

En la gestión de equipos, en entornos competitivos, el resentimiento en forma de cólera es usado lamentablemente como medio para reparar agravios. La cólera ejercida sobre un equipo “parece” socialmente que sitúa a la persona como vencedor…. ¿Cuántas veces un directivo demuestra tristeza frente al fracaso del equipo?, ¿Cuántas veces en su lugar siente cólera, enfado? El poder genera energía, ese poder descontrolado puede ser caldo de cultivo de emociones como la cólera, el odio, el rencor, el desprecio…. Además por un hecho físico entendible, sometiendo a presión a la dirección, expresar cólera es la forma más fácil de conseguir su propia calma frente al estrés…. ¿se enseña a los directivos a gestionar el estrés de forma diferente a expresar su cólera frente a los subordinados?

La irritación que se muestra, y se traslada, para nada es una irritación que se gestione, simplemente se suelta y el cuerpo se libera “aparentemente” de esa energía que le abrasa, y el rastro de devastación que deja en su propio cuerpo es letal, como letal es lo que provoca en el equipo, el cual a su vez aprende a trasladar esa irritación al resto de la cadena……, y  sin embargo, un subordinado resentido se lee como carente de autocontrol.

Darnos cuenta que todos estos estados de ánimo son cardio-toxicos.

Aunque parece que los equipos están cohesionados pues rumian todos en el mismo sentido, sin embargo, estar dejarles existir en un estado de animo de irritación sin darles herramientas para gestionarlo de otra forma acaba por encender conflictos conflictos, se anula el perdón, se rompen las relaciones, aparece la culpa como método de asignación de causa y se olvidan de la responsabilidad y los objetivos marcados…. Se olvidan de algo fundamental, de su existencia y de su razón de ser como equipo.

En equipos donde el resentimiento es el estado de ánimo, podremos observar en ellos amargura, enfurruñamiento, desprecios, negatividad, ironías rencores…

¿Qué haces para gestionar tu resentimiento y para ayudar el equipo a gestionar el suyo?, ¿Cómo sales de este estado que te permita seguir creciendo?.

Y …. ¿qué sucede si simplemente aceptamos, damos cabida a la tristeza, y nos empoderamos ambiciosamente en un acción más inteligente?….

 

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